Y he aquí la poesía:
Viaje a Itaca
Cuando emprendas tu viaje a Itaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.
Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos nunca vistos antes.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.
Ten siempre a Itaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Itaca te enriquezca.
Itaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.
Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Itacas.
C. P. Cavafis. Antología poética.
Mi primo tiene la extraña habilidad de visitarme cada vez que me pongo a describir alguna ruta. Hoy como casi siempre está de mal humor y mas después de mis palabras del otro día metiéndome con él y su caza.
-Sí, me dice, lo que no entiendo es que metas tanta morralla para describir las chorras de rutas que hacéis. ¿Qué tiene que ver el rollo ese de la poesía con la bicicleta?. ¿Te crees que a mi me la das? En el fondo buscáis lo mismo que todos los cazadores, huir de casa y de vuestras mujeres, y terminar atiborrados de cerveza barata en el garito de Ana. ¿Y tú que te has creído, escritor?
-Sí, me dice, lo que no entiendo es que metas tanta morralla para describir las chorras de rutas que hacéis. ¿Qué tiene que ver el rollo ese de la poesía con la bicicleta?. ¿Te crees que a mi me la das? En el fondo buscáis lo mismo que todos los cazadores, huir de casa y de vuestras mujeres, y terminar atiborrados de cerveza barata en el garito de Ana. ¿Y tú que te has creído, escritor?
-Hoy no lograrás enfadarme primo. Después de lo vivido hoy no. Se que no entenderás que para hacer deporte no necesitamos irnos buscando nuevos parajes y rincones. Eso lo podríamos hacer en cualquier gimnasio practicando espinin. Vamos buscando el llenar al mismo tiempo el espíritu con la belleza del campo. Con los restos de civilizaciones muertas tiempo atrás. El descubrir nuevos caminos, nuevas gentes con las que hablar. No entenderías que para mí, para nosotros, las rutas no son tan sólo deporte. No entenderías el compañerismo que se bebe en cada pedalada, las risas. Al describir las rutas busco que cada crónica sea especial. Que la persona que la lea sienta como si estuviera montado en la bicicleta, como si nos hubiera acompañado en la ruta. Que entienda lo que nos mueve a lanzarnos cada domingo por los caminos, lo que pensamos y cantamos mientras pedaleamos. No primo, tu no lo entenderías, vuelve a tu caza y a tu muerte.
No necesitabamos coger el tren e irnos a Mérida para hacer un poco de bicicleta. Pero cuando Miguel nos comentó que Los Cruzcambike tenían pensado ir en tren hasta Merida el dia 27 de diciembre para volver por el Parque de Cornalvo la idea nos apasionó. Nos quejamos con frecuencia de la falta de diversidad en el recorrido de las rutas y estas oportunidades hay que aprovecharlas. Así que le dijimos a Miguel que nos apuntabamos a la ruta. El problema es que para ir en tren mas de 3 bicicletas se necesita un permiso especial de Renfe. Puestos al habla con Juan A. "Pepino", tío excepcional, de los Cruzcambikes nos comentó que ellos tenían el permiso para 11 bicicletas y me proporcionó el correo del Señor Juan Pablo Carrasco con el fin de ampliar el permiso de 11 bicicletas a 16.
Parece que el dar las gracias a un funcionario que está cumpliendo con su obligación está mal visto o no es necesario. Hay quien dice- "total es su obligación"-. Si es su obligación, pero es de agradecer el hecho de que alguien haga su trabajo, y lo haga con amabilidad y una sonrisa sincera. Por todo ello vaya nuestro agradecimiento a el y a todo el personal de Renfe que nos facilitaron el viaje.
La mañana del día 27 nos encontró como las mañanas de los días anteriores, con niebla. Llevamos tantos días de niebla que estamos nublados.
Nos tomamos el cafetito en el bar de la Estación. En este punto nos agrupamos y entramos en la estación donde hacemos la primera foto. Empezamos como siempre con mucho cariño:
-Tu animal.
-¿Qué quieres gilipollas?
-A que te doy una hostia.
-A que no hay huevos.
No necesitabamos coger el tren e irnos a Mérida para hacer un poco de bicicleta. Pero cuando Miguel nos comentó que Los Cruzcambike tenían pensado ir en tren hasta Merida el dia 27 de diciembre para volver por el Parque de Cornalvo la idea nos apasionó. Nos quejamos con frecuencia de la falta de diversidad en el recorrido de las rutas y estas oportunidades hay que aprovecharlas. Así que le dijimos a Miguel que nos apuntabamos a la ruta. El problema es que para ir en tren mas de 3 bicicletas se necesita un permiso especial de Renfe. Puestos al habla con Juan A. "Pepino", tío excepcional, de los Cruzcambikes nos comentó que ellos tenían el permiso para 11 bicicletas y me proporcionó el correo del Señor Juan Pablo Carrasco con el fin de ampliar el permiso de 11 bicicletas a 16.
Parece que el dar las gracias a un funcionario que está cumpliendo con su obligación está mal visto o no es necesario. Hay quien dice- "total es su obligación"-. Si es su obligación, pero es de agradecer el hecho de que alguien haga su trabajo, y lo haga con amabilidad y una sonrisa sincera. Por todo ello vaya nuestro agradecimiento a el y a todo el personal de Renfe que nos facilitaron el viaje.
La mañana del día 27 nos encontró como las mañanas de los días anteriores, con niebla. Llevamos tantos días de niebla que estamos nublados.
Nos tomamos el cafetito en el bar de la Estación. En este punto nos agrupamos y entramos en la estación donde hacemos la primera foto. Empezamos como siempre con mucho cariño:
-Tu animal.
-¿Qué quieres gilipollas?
-A que te doy una hostia.
-A que no hay huevos.
Al final fuimos 15. bonito número. |
Esperando |
Por fín llega el nuestro. No lo dejamos pasar y lo cogimos. |
Dentro del tren |
El trayecto en el tren lo hacemos con comodidad. No tenemos problemas para meter las bicis en los pasillos del tren. Nos sentamos y esperamos el llegar mirando por las ventanas y hablando tranquilamente.
Tras media hora de viaje, nos bajamos en la estación de Merida y entramos en la estación donde la gente sentada nos mira con sorpresa e incredulidad. Ya fuera, nos preparamos para emprender viaje. No sin la foto.
Tras media hora de viaje, nos bajamos en la estación de Merida y entramos en la estación donde la gente sentada nos mira con sorpresa e incredulidad. Ya fuera, nos preparamos para emprender viaje. No sin la foto.
En la estación de Merida |
Emprendemos el recorrido por Merida. Tomamos dirección de Proserpina. Por el camino, la niebla. Apenas se distinguen los edificios. En este puente con el acueducto al fondo volvemos con las fotos.
Hoy con los dos primos no salgo en ninguna foto derecho. MMMMM |
Atravesamos la autovía y tomamos el carril bici que nos llevará a Proserpina. Teníamos la esperanza de que se levantara la niebla al pasar la autovía y salir de la caja del río y sigue agarrada con fuerza. En el pantano un pequeño despiste y retomamos el camino enseguida.
Por aquí vamos todavía fríos no logramos entrar en calor. El pantano al igual que el resto se esconde y apenas lo vemos. Giramos en dirección a Mirandilla. Al llegar a la autovía, perdemos la señal gps y giramos a la izquierda en dirección norte. Tras recorrer un kilómetro nos damos cuenta de que vamos en dirección contraria. Hemos tenido la rotonda a veinte metros a la derecha y no la vimos. A grandes males, grandes remedios.
Tomamos la carretera de Mirandilla en fila. Hubiera sido mejor el buscar alguna alternativa por camino para llegar a Mirandilla. Este tramo es bastante peligroso por la niebla. Eugenio nos cuenta que un conductor nervioso e impaciente ha estado a punto de provocar un accidente llevándose de paso a alguno de los nuestros. Ufff.
Por aquí vamos todavía fríos no logramos entrar en calor. El pantano al igual que el resto se esconde y apenas lo vemos. Giramos en dirección a Mirandilla. Al llegar a la autovía, perdemos la señal gps y giramos a la izquierda en dirección norte. Tras recorrer un kilómetro nos damos cuenta de que vamos en dirección contraria. Hemos tenido la rotonda a veinte metros a la derecha y no la vimos. A grandes males, grandes remedios.
Tomamos la carretera de Mirandilla en fila. Hubiera sido mejor el buscar alguna alternativa por camino para llegar a Mirandilla. Este tramo es bastante peligroso por la niebla. Eugenio nos cuenta que un conductor nervioso e impaciente ha estado a punto de provocar un accidente llevándose de paso a alguno de los nuestros. Ufff.
Por Mirandilla pasamos con rapidez. No vemos a nadie por las calles. La mañana no está para mirar por los postigos como la vieja del visillo a unos locos con bicicleta.
Al llegar a la ermita de San Isidro Labrador de Mirandilla el panorama cambia. Por fín vemos el sol. Aprovechamos para tomar el avituallamiento y calentarnos al sol durante un momento.
Podríamos decir que a partir de aquí empieza la parte realmente dura. Con algo de subida. Estamos en pleno corazón del parque, el sol nos calienta el animo y vemos el paisaje de nuestro alrededor. Alternamos tramos de ritmo libre donde se corre, con tramos de reagrupamiento más suave.
El sol nos vuelve a dejar. Otra vez se tiene que echar mano de los cortavientos para protegerse de la humedad.
Llegamos ante un portón metálico, tras el que un gran rebaño de vacas con crías nos miran. En un principio no sabemos como nos miran. No dudamos demasiado, abrimos la puerta y entramos con los dedos cruzados. Afortunadamente ellas tienen más miedo que nosotros y se alejan a nuestro paso.
La siguiente parada en nuestro largo camino es el Pantano de Cornalvo, que da nombre al parque. Al llegar al cartel que aparece en la foto, proponen acercarnos hasta la presa. Aunque nos apartaremos de la ruta que seguimos, la gente está de acuerdo, pero nuestro gozo en un pozo. Metros mas allá nos cruzamos con tres mtbmen que nos alertan de la presencia de cacería y de lo peligroso que es continuar en esa dirección. Le hacemos caso con fastidio. No voy a repetir lo mismo de los cazadores, pero bufffff.
Al llegar a la ermita de San Isidro Labrador de Mirandilla el panorama cambia. Por fín vemos el sol. Aprovechamos para tomar el avituallamiento y calentarnos al sol durante un momento.
Podríamos decir que a partir de aquí empieza la parte realmente dura. Con algo de subida. Estamos en pleno corazón del parque, el sol nos calienta el animo y vemos el paisaje de nuestro alrededor. Alternamos tramos de ritmo libre donde se corre, con tramos de reagrupamiento más suave.
El sol nos vuelve a dejar. Otra vez se tiene que echar mano de los cortavientos para protegerse de la humedad.
Llegamos ante un portón metálico, tras el que un gran rebaño de vacas con crías nos miran. En un principio no sabemos como nos miran. No dudamos demasiado, abrimos la puerta y entramos con los dedos cruzados. Afortunadamente ellas tienen más miedo que nosotros y se alejan a nuestro paso.
En este punto dudamos. Cuando te mira una vaca y no sabes lo que piensa solo ves cuernos. |
A pesar de la niebla o por ella el pantano está precioso |
La compañía en fila india por el camino que circunda el pantano. |
Continuamos el camino. Circulamos por una vereda que hace un recorrido para senderistas y ciclistas por el parque en un entorno precioso. Lo único que no me gusta, quizás es que soy demasiado perjiguera, es que el largo recorrido está marcado y delimitado por troncos en el suelo. No me parece correcto este desperdicio de madera para adornar y marcar lo que no necesita adorno. El campo está bonito como está. Estoy de acuerdo en que se hagan pasarelas puentes para llegar y mostrar las zonas mas innacesibles; pero lo de los troncos en el suelo y la cantidad de vallas de madera donde no se necesitan... Vuelvo a decir lo mismo: este cuadro no necesita marco para que sea bonito.
Pasamos al lado de un cartel que indica la dirección de el Berrocal del Rugidero.
Juan Antonio "Pepino" me explica:
Pasamos al lado de un cartel que indica la dirección de el Berrocal del Rugidero.
Juan Antonio "Pepino" me explica:
-Es un paraje precioso, nosotros hemos hecho la ruta desde Medellín varias veces y merece la pena. Un lugar escarpado, donde hay que bajarse de la bici y andar.
Me lo pongo como objetivo para próximas salidas, pero hoy lo dejaremos a nuestra derecha con pena y continuaremos.
Llegamos hasta la puerta-salida del parque. En este punto donde nos hacemos la foto tomamos el último habituallamiento. Aprovecho para hacer el fotocol. No se que pasó con la cámara o los modelos pero el caso es que se me escaparon dos compañeros y la foto que me hizo Pedro tampoco salió. Buenoooooo...
Hasta llegar a este punto en la pista del canal, tenemos otro tramo libre. Corremos de lo lindo a ritmo superior a 30 km por hora. A partir de aquí el recorrido que falta para completar la ruta tiene menos interés. Tomaremos la carretera camino de Santa Amalia de nuevo a ritmo de 30 km. Cruzaremos el pueblo y por el camino que lleva a la Veguilla llegaremos por fin a Medellín donde el grupo se hará la última foto unido antes de que los que tenemos que continuar hasta Don Benito partamos. Ha sido una experiencia bonita. Un largo recorrido y una gran ruta que hemos de repetir.
Me lo pongo como objetivo para próximas salidas, pero hoy lo dejaremos a nuestra derecha con pena y continuaremos.
Llegamos hasta la puerta-salida del parque. En este punto donde nos hacemos la foto tomamos el último habituallamiento. Aprovecho para hacer el fotocol. No se que pasó con la cámara o los modelos pero el caso es que se me escaparon dos compañeros y la foto que me hizo Pedro tampoco salió. Buenoooooo...
Hasta llegar a este punto en la pista del canal, tenemos otro tramo libre. Corremos de lo lindo a ritmo superior a 30 km por hora. A partir de aquí el recorrido que falta para completar la ruta tiene menos interés. Tomaremos la carretera camino de Santa Amalia de nuevo a ritmo de 30 km. Cruzaremos el pueblo y por el camino que lleva a la Veguilla llegaremos por fin a Medellín donde el grupo se hará la última foto unido antes de que los que tenemos que continuar hasta Don Benito partamos. Ha sido una experiencia bonita. Un largo recorrido y una gran ruta que hemos de repetir.
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