Uno de mis libros preferidos es El Principito de Antoine de Saint-Exupéry, Es un libro para niños que debería ser leído muy despacio por todo adulto que se tome a sí mismo demasiado en serio. El Principito nos enseña que tan sólo los niños saben ver lo realmente importante de la vida, de entrenerse durante horas con cosas presuntamente insignificantes. Uno de los personajes dice:
- "Yo soy serio, no me divierto con tonterías".
Los mayores al crecer, por lo visto perdemos esta gran cualidad de los niños. ¡Que triste! Ahora creo que he cambiado de opinión. No la perdemos, la disfrazamos y la vestimos de traje corbata y la adornamos de preocupaciones monetarias.
¿Que me hizo cambiar de opinión sobre los adultos?. Como en tantas otras cosas el empezar a salir de ruta con la bicicleta, el integrarme poco a poco en este mundo de bici de campo y de sus personajes. Durante estas salidas me sorprendo mientras observo a los compañeros:
Uno que frena en seco y se tira al suelo para mirar una seta extraña nunca vista. Otro chapoteando en los charcos y chalpicando al compañero mientras se mea de la risa. Me sorprendo escuchando a uno muy serio canturreando "lalalaa la lala la abeja Maya, mientras pedalea esquivando las piedras y charcos,"
Buena compañía. Diez Treinta y Ruteros unidos. |
Hoy se pone como guía de ruta Perales. Los Dieztreinta unidos a Los Ruteros emprendemos una difícil ruta a través de la Niebla que nos impide ver con claridad los caminos. Como podéis ver en las fotografías que encabezan esta entrada, somos un grupo numeroso, muy numeroso. Tomamos el camino de Don Lorenzo. Lo bueno que tiene el ir tanta gente es que es imposible aburrirse. Vamos subiendo y bajando saludando y comentando. Nos ponemos al día de las rutas que hemos realizado, por realizar, las incidencias, caídas, novedades federativas.
La primera discrepancia la encontramos al llegar al Albergue. Perales quiere a toda costa que la Compañía entre en la serrezuela. El resto teme a los cazadores.
"Los cazadores son el principal enemigo de los jinetes de la bici guarra". A los cazadores lo único que les interesa es el cobrar la pieza. No tienen en cuenta que tras la pieza puede aparecer Maese Perales tras un chaparro. Nosotros, haciendo un pequeño examen de conciencia, no somos especialmente santos y nos metemos en caminos y fincas privadas con frecuencia; pero también es verdad que no somos como el caballo de Atila. A nuestro paso la hierba ni se toca, somos como fantasmas que atravesamos los campos sin alterar el paisaje. No dejamos huella, y somos respetuosos con las veredas, caminos, arboles, piedras, monumentos y demás elementos que encontramos en nuestras correrías".
-Mi primo por detrás, ya empieza a murmurar. Jodio primo cazador.
-Pues claro que soy cazador. ¿Que pasa? Y claro que no estoy de acuerdo con las tonterías que pones Pepe. Ya sabes lo que pienso de esa tontería de las bicis y el ir viendo monumentos por el campo para daros importancia como si fuerais inteligentes. Y ahora para mas inri te metes con los cazadores y ensalzas a los ciclistas mas tontos porque disfrutan de la niebla y de esas tonterías.
-Bueno primo dejame que continúe con nuestra ruta y tu sigue con tu caza.
En la puerta del Albergue se habla y se opta por la prudencia. Dejamos la opción de la serrezuela y el peligro de los cazadores en la niebla. No sé quien me dijo un día que con niebla no se puede cazar; pues debe ser que estos no se han enterado y lo que en realidad sucede es que no se debe cazar.
Al llegar a la reja seguimos el camino que sube a Cabeza Redonda. Llegamos al cruce y giramos a la izquierda. El grupo de momento sigue unido sin abandonos. Al llegar al cruce con el camino que lleva a la pared tomamos la comida y nos hacemos la foto de grupo. En este punto, la gente que lleva mas prisa o menos kilómetros gira para volver.
El resto seguimos. El grupo ha deliberado y en busca de santidad proponen subir por el Camino del Cielo.
-"El camino del cielo... Para el que no conozca este camino le diré que es un infierno. Cierta tarde durante este verano bajamos por allí y me juré que no lo volvería a hacer.
-No hombre, dice alguien al escuchar las quejas, el otro día bajamos por ahí y esta ahora mejor, seguro que se puede subir.
-Bueno pues vamos. No prometí nada de no subir.
Durante su vuelta, por obra y gracia de la diosa casualidad se encontrarán con Pedro que hoy salió con los Cruzcambikes y seguirán juntos en el regreso.
Dani |
La subida. La primera parte la hacemos con tranquilidad pero el resto.. A medida que subes la pared se inclina más y más hasta que nuestros pulmones doloridos gritan basta y tenemos que parar y continuar a pie. La falta de aire no nos impide mirar a nuestro alrededor. José Chencho nos dice:
-El indicador de inclinación se me paro en el 30 % porque no daba más de sí.
Le creemos.
En la subida dejamos atrás la niebla y el paisaje que se nos muestra es espectacular. Veo a los compañeros mirar como niños hacia abajo mientras sacan el mobil y hacen fotos.
-Es precioso. ¿Lo ves?
-Si lo veo. Tan solo por ver esto merece la pena todo el sufrimiento que llevamos en la subida.
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Imposible. Pie a tierra. |
Como veis en esta fotografia realizada en el mirador de La Cabra el paisaje este día es espectacular. Al fondo a la derecha se ve el castillo de Magacela y sus antenas.
Para subir al mirador algunos optan al llegar a la penúltima curva que gira a la derecha por seguir recto y entrar en el cortafuegos que sube desde la caseta. Julio y yo que vengo tocado con los pulmones cargados por el resfriado no los seguimos y vamos por el tradicional. Arriba nos encontramos como en otras ocasiones con los moteros de quads y todoterrenos que suben a tomarse el aperitivo en el mirador. Como nos ponen los dientes largos los que suben por el cortafuegos, la bajada si la hacemos por allí. Tienen razón, una bajada espectacular. El próximo día que subamos lo tengo que hacer por aquí, me prometo.
Al llegar a la caseta se opta por bajar por el empedrado. Con esta elección protesta Perales. Esta bajada es terrible como he contado en alguna ocasión. En ella las bicicletas sufren muchísimo. Cuando llegamos abajo el cuerpo entero llega dolorido del esfuerzo y la tensión. En lugar de seguir hacia cabeza Redonda giramos a la derecha para llegar rapido a la Pared. En el puente decidimos coger la trialera. Perales no aguanta más. Quemado por haber huido durante toda la mañana de los cazadores no está dispuesto a ceder otra vez y salta la alambrada y se interna solo buscando la serrezuela y evitando la trialera. En ocasiones los hombres somos y necesitamos ser como niños, ahora termino como empecé, con las palabras de El Principito.
-"Yo soy serio y no me divierto con tonterías".
-¿De verdad?.
Cronica Pepe@gu@
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