martes, 28 de enero de 2014

26 de Enero. Ausencias.



Hace unos días, se quejaba  uno de los Dieztreinta:
-A mi estas  rutas me están empezando a cansar.
-Siempre hacemos las mismas: O vamos a la puerta de la reserva, o  vamos a la Cabra o  a la alternativa del helipuerto.  
Hasta cierto punto tenía algo de razón al realizar esta afirmación.  Salimos del mismo punto.  Llegamos al mismo punto.  Pasamos una y otra vez por el Puente de la Pared, por el Puente de La Antigua, por el camino de Don Lorenzo… Salimos siempre la misma gente.   Las mismas bicis. Las mismas caras.  ¡Es decepcionante!
Visto así, no me queda más remedio que decir que tenía razón. Que esto de la mtb es una puta mierda. ¿Qué carajo hacemos perdiendo el tiempo  de los domingos, recorriendo con unas bicicletas un huevo de caras los caminos embarrados de la comarca? ¿Qué hacemos descuidando la  atención a nuestras familias?  ¿Qué hacemos subiendo y bajando cuestas en lugar de estar diciendo “te quiero” a las personas que quieres?... Besando a las personas que quieres….
Pero… la vida no es tan fácil.  Para sentirte bien con los demás, necesitaras sentirte bien contigo mismo. Y esto solo se consigue siendo feliz.  No puedes ser feliz encerrado en casa un domingo mirando como un zombi la televisión que han programado para ti. No se puede ser feliz pegado como una lapa a la persona que quieres, sin  tener la  oportunidad de  desarrollarte plenamente como persona de forma independiente. Todos necesitamos de ese pequeño espacio personal.  Cerrando el círculo, uno de los mejores espacios que puedes encontrar  es la mtb.  Lo tiene todo; deporte, turismo, aventura, relaciones humanas… Es verdad que pasamos muchas veces por una determinada ruta. En definitiva creo que lo importante no es la ruta en sí. Leo:
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.

No voy a decir nada más… estos versos, creo, lo dicen todo.


Diez Treinta.

Ocho Treinta.

Tres Treinta.
Estas cifras, así juntas, parece que no tienen significado alguno.  Son como un bosque, que  vemos a lo lejos y que nos impide identificar el árbol que lo forma. Hoy sin embargo, son el significado del día:
1ª.-  Ocho Treinta.-  A esta hora quedamos para salir este domingo 26 de Enero los Dieztreinta. 
2ª.- Diez Treinta.-  Todos nosotros. Previamente chateamos por el wattsapp para concretar.  Nuevas presencias y nuevas ausencias.  Hace unas semanas contaba las bondades de una ruta que hicimos a partir del Albergue municipal de La Serrezuela.  Hoy, decidimos volver a recorrerla.  En su momento algunos miembros  de los Dieztreinta se quedaron con las ganas. 

Una mañana no demasiado fría.  Una mañana en la que la niebla nos oculta el camino a primera hora.  





 Angelito dice y con razón: - La niebla es como la nieve; solo se ve bonita desde lejos.
 Llegamos despacito al Albergue.






  Nuestro siguiente paso es el campo a través.  No hay un camino claro por el que circular.  Veredas estrechas abiertas por las ovejas en su diario de búsqueda de comida, es lo que nos encontramos. Peñas rebosantes de musgo resbaladizo.  Chaparros en medio de las veredas azotando nuestros cascos.
Llegamos a los primeros pasos canadienses.   En su día hablé de estos pasos Canadienses de origen un tanto rústicos.  En la foto podréis ver cómo funcionan. Al pasar presionamos con nuestro peso y el de la bicicleta, sobre el mallazo.  Este cede y baja hasta tocar el suelo.  Al mismo tiempo sube el contrapeso a ambos lados del paso que  lo obliga tras nuestro paso bajando por gravedad  a recuperar su forma original.





















  Varias verjas nos encontramos en nuestro camino.  Varios paisajes que nos atontan por su belleza. Varias cuestas en las que el molinillo es obligatorio. La orientación en el camino es perfecta.








  Lo que no es perfecto, es lo sobrado que en ocasiones vamos.  Todos los ciclistas sufren un calvario cuando se inician en el mundo de  las calas.  Yo, pobre engreído, me creía por encima de esto. 
-¡Yo soy más listo que todo eso!  ¡Los que se han caído son unos torpes!
Sin embargo hoy me uno a ellos. Hasta en dos ocasiones sufro el mal de las calas fijas, y doy con mis huesos en el suelo y parte de la cuneta. Será cuestión de hacerse caso de los más veteranos, que han pasado por esto con anterioridad y ser un poco más humilde y precavido.
Hoy además de las fotos que ponemos acá, contamos con dos cámaras de alta definición para grabar en vídeo nuestra ruta.  Una vez que Santi y Jesús procesen el video y lo suban aquí lo pondremos.
Una vez que salimos de las trialeras y tomamos el camino que viene de Los Guzmanes, nos dirigimos hasta el cruce que nos lleva hasta  el puente de la Pared.  En este punto paramos.



Espero que no se enfade...





Necesitamos repostar como coches, bromear mientras nos comemos los higos y saludamos a la gente que cruza en bicicleta el puente y a otro grupo de senderistas que están recorriendo el río ortígas desde la Antigua. Según cuentan son de Almoharín, como los higos que estamos comiendo.

Lo siguiente es meternos de cabeza de nuevo en las trialeras y su exigencia técnica. En este punto se incorpora a nuestro grupo "El Cano", que regresa con nosotros.  Tomamos la trialera de la izquierda. Tiene el inconveniente de las dos vallas que hay que saltar a pie. Sin embargo tiene la contrapartida de ser el lado bueno para disfrutar del molino. El grupo para un instante,  para hacerse fotos al pie de la caída del agua. En verdad, es un lugar impresionante.








En otras crónicas he colgado fotografías de este mismo molino.  Aun a riesgo de ser pesado y repetitivo cuelgo estas fotografias de todo el grupo y doy por finalizada la crónica en espera del video de Jesús.
Ahhhhhhh.... se me olvidaba:
3º.- 3,30. - Esta cantidad son los Euros que sobraron despues de tomarnos la CocaCola con cervezas, bien acompañadas de patatas fritas y aceitunas machadas. Ya sabeis, para el Domingo.

                                                                                                                                                                               Crónica Pp@gu@


domingo, 12 de enero de 2014

Nó sin nuestro Antonio




“No hay sábado sin Sol, ni domingo sin resplandor”.  Este refrán,  me parece que viene al pelo para el fin de semana que nos ocupa. Después de la medio ruta de ayer, ya narrada, este domingo  que resplandece obliga a salir a los dieztreinta que posan coquetos en la foto y alguno más que se encuentra en el lado contrario de la fotografía. 
En esta ocasión, no puedo narrar con exactitud, por otra parte siempre subjetiva,  el desarrollo de  la ruta.  Escucho la versión que me ofrece mi sobrino:
-       ¡Tito, que ruta más chula hicimos hoy¡
-       ¿Dónde fuisteis?
-        Verás.   Para empezar  fuimos como ayer en dirección  del helipuerto,  pasando como es preceptivo por la cuesta del buche. (Una buena iniciativa  sería hacer el diccionario del mtb de Don Benito y Comarca, o simplemente de la comarca para evitar malos rollos nacionalocalistas), sobre todo para cuando decimos: “cuesta del buche”, saber que estamos hablando de la misma cuesta.
-          Al llegar a la Merchana, el grupo se divide.  La mitad toma el cortafuegos, ingenuos, y la otra mitad y cuarto, el camino clásico, no por ello menos duro, aunque sí accesible.

El Helipuerto es  la atalaya desde la que repones fuerzas, mientras miras el paisaje incrédulo.  
-¿Eto e Badajó?, Te preguntan. 
-¿Pué no era un secarrá?
-Pué no. 
El secarrá es a veces la valoración que hacemos de nuestra tierra. ¡Maldito complejo!

Del helipuerto el grupo se encamina en dirección a La Cabra. De esta parte de la ruta no me enteré bien, la cabeza hoy no está para gaitas y  la tendría que inventar.  Como no sería justo para los valientes que han disfrutado del día, termino aquí la crónica, no sin pena.

                                                                                                                                                                        Crónica Pp@gu@

sábado, 11 de enero de 2014

Sabado 11 de enero del año 2014

¿Habéis estado alguna vez, o estáis ahora, enamorados?  Si la respuesta es afirmativa, sabréis de los síntomas que alertan de este mal. Una extraña desazón en el estómago.  Una  fijación enfermiza por la persona amada.  Un remolino sin fin en la cabeza que impide fijar la atención en alguna otra cosa de interés.  Ni siquiera un Atlético de Madrid-Barza acalla los gritos en tu cabeza.
- ¿A qué viene esto? 
Salvando las diferencias, no he encontrado una comparación más cercana, teniendo en cuenta que somos hombres y  que no se nos puede pedir demasiado.  A lo que iba. Un estado parecido es el que me ha, (nos ha) embargado durante toda la semana.  Los Reyes magos fueron generosos, muy generosos siendo  sincero. Teniendo en cuenta que conozco  de primera mano  cómo me he portado durante el año y que la nota que me doy es así, así, no me lo explico.  Pero en fin…
 ¡ Una bicicleta nueva ¡
El regalo con el que soñaban todos los niños en mi niñez.  Y como niños nos comportamos durante la semana Miguel, mi sobrino, y el que habla. Martes, miércoles, jueves, viernes, SABADO,  por fin,  hoy podremos estrenar la bicicleta que hemos estado mirando como bobos durante la semana.   Imaginando como sería el flotar sobre los caminos montando en estas alfombras con ruedas.

Quedamos hoy, segundo sábado de Enero al venir el día en la salida de las Cruces, que también es la llegada de las Cruces. La intención primera, es la presentación de la bicicleta a la Virgen de las Cruces.  No sé si lo sabéis pero en Calabazonia se tiene la costumbre de llevar a la Virgen el vehículo  que se adquiere nuevo, aunque no lo sea, ya sea coche, moto o como en nuestro caso bici.


Cumplimos con la costumbre y seguimos en dirección al buche.  Hoy es de esos días que salen raros.  Primero salimos tarde con el ajuste de mis calas.  Segundo la parada en las Cruces.  Tercero,  nos encontramos con Angelito en el Buche que esperaba a los Cruzcambike y esperamos con él hasta que nos cansamos de esperar. Demasiadas esperas. Como hoy estamos obligados a no esperar, lo abandonamos y seguimos en dirección del puente de Santa Natalia.  Podemos hacer cientos de kilómetros para ver paisajes impresionantes  en medio mundo y  lo hacemos,  y como contrapartida abandonamos los cuadros más bonitos de nuestra casa, los menospreciamos y ni siquiera los conocemos.  Ningún paisaje es profeta en su tierra.

 Tan sólo cuatro, en la foto con cara de foto.



Y aquí se acaba la ruta.   El núcleo de la rueda de atrás de mi bici se va al carajo.  ¡El Núcleo¡ No  sé  exactamente qué significa, lo que más me suena es: !Que peli más buena¡.
Dos cámaras, un remolqué, un teléfono, Juan Pedro, mi sobrino con su coche, un rescate y al taller.  Lo siguiente es la hora que pasamos tomando la cerveza con coca cola  en la llegada de las Cruces.
Un aliciente que tiene este punto es el escaparate.  Por explicarme, viene a ser un Salsa Rosa pero con bicicletas de montaña y de carretera.  Por allí pasan todos los frikis de la bicicleta.  Para los tímidos un tormento.  Para gente como Justo o Miguel un paraíso.  Jodios… conocen a “tol mundo”. 

martes, 7 de enero de 2014

5 de Enero de 2014. Primera salida del año.

En ocasiones veo cuestas.  Cuestas enormes, interminables.   Unas veces, repletas de piedras grandes, con dientes afiliados, listos para morder nuestras débiles cubiertas. Otras, arenosas, deslizantes, como enceradas, empujándonos hacia atrás traicioneras. Y siempre, durísimas, agónicas, probando nuestra entereza y fortaleza de carácter.  Parece un contrasentido, pero cuando más se disfrutan las cuestas es en sus últimos metros, cuándo se están acabando. Como si comieras un gran pastel de Silva al que sólo le queda una migaja y este trocito te lo metieras despacio en la boca para saborearlo  lentamente. Hoy viví un segundo en el que no sabía bien, si soñaba una de estas cuestas, o era una pesadilla-realidad de una dureza increíble.
En realidad aún estamos muy lejos de esta foto y de la cuesta que lleva a este escenario con el que presentamos esta ruta de Reyes.


La historia de hoy la empezamos en la rotonda de la piedra que por lo visto esta flotando.  Aquí nos recibe y saludamos la mañana.  Salimos con la nueva equipación, aunque falten algunos aún por estrenar, es bonito salir todos uniformes elevando el espíritu de equipo.  La ruta a seguir es el primero de los dilemas. Es obligatorio el paso por Los Pinos, en Villanueva. Hemos quedado con Manu en el "Carreful".


 A partir de ahí, tomamos la vía verde. 


 ¿Vía verde?.  Ni hay vía, ni verde, ni na.  En su lugar, un camino estrecho repleto de abandono, zarzas y malas hierbas.
Lumbrera: Preparas una instalación. Saca beneficios electorales de lo bien que lo has hecho. Vendes lo imprescindible de  esta instalación.  Después la  olvidas como se olvida a un galgo al acabar la temporada de caza.

A su pesar llegamos hasta la estación de Rena.  Tras reparar dos pinchazos y hacer uso del servicio, seguimos camino hacia Rena.






Desde esta privilegiada ventana se puede ver a los lejos nuestro objetivo.  Como una hormiga diminuta encima de un montón de trigo, se distingue arriba una caseta.

La subida hasta nuestra lejana hormiga es una hazaña que no puedes describir en su totalidad hasta que no te peleas con sus piedras.   Tan solo puedes hundir tus ojos en el manillar y preocuparte de la próxima mata, el siguiente roto en el terreno y evadirte del dolor de piernas y el horno ardiente en el que se ha convertido tu pecho.
De esta parte no tenemos ya documento gráfico.  Si esceptuamos la fotografía de grupo que hacemos en automático.  Contraseña: 12 segúndos.  Es gracioso ver a un grupo de hombres curtidos en la mtb, contando hasta 12 en lugar de repetir,, patata con boca de pito. 
Desde lo alto podemos ver un paisáje majestuoso.  Dominamos toda La Serena, Las Vegas Altas y mucho más.


Reponemos fuerzas y bajamos. ¿ La bajada?.  uffffffffff.  Otro día hablaremos de las bajadas.  Hoy no tocan.
Tan sólo decir que un diez por Malpica.  La bajada es tremenda; pero aguanta sin bajarse como un jabato.

La propuesta siguiente es rodear la sierra en dirección a Vivares.  Tenemos que encontrar el camino al abandonar Rena.  Nos despistamos y hacemos un tramo de arrozales y frutales a través, con lo que tenemos el primer contacto con el barro.  Decir a todo esto, que el chiriviri hizo acto de presencia hace tiempo, y  nos encontramos navegando en medio de una fina niebla que nos empapa y enfría.
A partir de aquí nos internamos en la sierra camino de Villar de Rena.  Aquí disfrutamos de un tramo fabuloso.


Barro, agua, medios arroyos. A toda pastilla por en medio de los charcos.  Llega el momento de no evitar nada.  De perdidos al río. Al río no, pero sí a los arroyos.

Camino de Vivares a un ritmo muy vivo.  Estamos llaneando y la fina lluvia nos hace apretar el paso.


Por fin llegamos a la carretera y decidimos al tomarla en Ruecas, seguir por ella para llegar lo antes posible.  No hay que olvidar el día que es, y que tenemos familia con la que convivir.
En la gasolinera damos un baño a las bicis y también nos enchufamos con las mangueras.  Tenemos nosotros más barro que las máquinas.  Aquí nos despedimos citandonos para la próxima ruta.

Detalle de la ruta grabada con el sport tracker.




                                                                                                                                                                                                Crónica Pp@gu@