lunes, 22 de junio de 2015

Verano azul. Don Benito-Orellana con chapuzón incluido. 21-6-15


Las siete y media de la mañana en la puerta del cementerio.  Somos puntuales.  Hasta que no llega la hora de la salida, no sabemos los dieztreinta que acudirán.   Anoche, en la despedida tras el acuerdo del objetivo no quedaron claro algunos miembros si vendrían o no.  De hecho tenemos a Dieztreinta que no iban a venir y se han presentado y algunos otros que confirmaron la presencia y al venir el día se escusan:   
-Eg que no pueo ir.  Er niño. Bueno, er niño no, er costipao quillo.  Que me he levantao mu malo con el costipao de los yelos del cubata de anoche.  Er próximo domingo.

Venga no pasa na,  hoy por ti y el domingo que viene, tambien. ¡Que cabrón que soy!

El recorrido hoy lo marca Ángel.  ¡Que ganas tenía! y Justo también.  Cuando se propuso este recorrido se lanzó de cabeza.  
En realidad el recorrido de hoy no es una ruta de mtb, mas bien mixto.  
Tomamos ya en marcha la pista del canal hasta el cruce donde tomar el camino de Guadalupe.  Hoy no lo seguiremos.  Llegamos hasta el Torruco  y ya por la carretera cruzamos el puente abandonado y giramos a la derecha muy cerca del castillo de la Encomienda.  






Tomamos a partir de aquí una pista con un canal secundario que nos acercará hasta el pantano.  En estos primeros kilómetros rodamos entre frutales:  naftalinas, melocotones, peras, ciruelas.   En una de las fincas recién recolectadas y por ello con garantías de que la fruta no esta curada,  rebuscamos unas naftalinas que probamos y guardamos para el camino.



Vamos circulando  por esta pista en muy buen estado, sin apenas tráfico.  Un señor muy mayor nos saluda al adelantarle mientras pedalea en su bicicleta eléctrica.  Por aquí la tranquilidad empieza a fallar.  Jesús se queja:

-Me va saltando la cadena.

Su bicicleta esta en el taller desde hace algunas semanas por una rueda que por lo visto le ha dado mucho juego.  O algo así.  El caso es que le han dejado una bicicleta que en teoría es nueva. ¿?.




No pasan demasiado kilómetros sin que tengamos que hacer la primera parada.  La cadena se rompe. Los enlaces rápidos son útiles.  En diez minutos está solucionada la avería.  La jodida esta seca como la mojama y a pesar de quitarle ese eslabón gripado sigue dando problemas.



Llegamos a la carretera, bueno carretera es mucho decir.  Por esta carretera una bicicleta de carretera no podría circular ni loca.   Enormes socabones durante todo el recorrido agradecen la amortiguación fox.


No pasan muchos kilómetros sin que tengamos que parar de nuevo con la cadena que se rompe.  Otro enlace rápido y muchos joder, joder.

Menos mal que estamos a la vuelta de la esquina.  Subimos una cuesta con exigencia y llegamos al pantano, por fin.

La peña esta deseando llegar hasta el chiringuito y sigue sin parar en la entrada.  Pedro y yo paramos para inmortalizar la visita con estas fotos.





Estamos en el chiringuito.  Aunque el día no está muy caluroso, después de los kilómetros recorridos apetece un chapuzon.  El pantano está precioso.  El chiringuito de la playa esta muy bien preparado.  A esta hora tan solo esta el vigilante nocturno que nos atiende amablemente.  Nos cambiamos, nos ponemos el bañador y al aguaaaaa.









Mientras nos secamos llegan los propietarios del chiringuito con los que hablamos.  Nos dejan un poco de aceite de cocina para la resaca cadena antes de volver.
A la vuelta Ángel nos lleva por la carretera de Campanario.  Es una zona alta de secano desde donde se domina todo el cauce del guadiana a lo lejos.





El pantano queda atrás



Al fondo Magacela


Vamos paseando por esta carretera como los chicos de verano azul, sin agobios.  Jesús lleva meses sin tocar la bicicleta.  A pesar de ello no ha dudado en realizar el recorrido sabiendo que sufriría.  A esto me refería en la entrada anterior.  La ruta la hicimos sin problemas, un poco más despacio, pero la hicimos.  El llegó cansado pero la hizo.  Esta superación le animará a salir el próximo día y exigirse un poco más.  Sin este cansancio, a veces agónico, esto no es lo mismo.
 Me quedo el último mientras hago esta foto de grupo.  Nos va dando el aire fresco en la cara.  Pedaleando, entro en estado de relajación.  Pienso que momentos así son insuperables; que son únicos.  Este momento no se repetirá.  Volveremos a hacer el mismo recorrido, pero será otro recorrido.  Esto es como la vida.  Circulamos por su carretera sin meditar, sin mirar el paisaje.  Sin saborear sus kilómetros.

Monumento al cura desconocido, para nosotros.


Pasamos por Entrerríos y me gusta esta estatua homenaje a un antiguo cura de pueblo.  Me parece bonita.







Pasamos por la playa de Entrerrios.  Desde aquí ya apretamos un poco más.  Angelito nos ofrece una cerveza al  pasar al lado de su campo.  Otro día será.  Ya se nos hizo un poco tarde.



Esta ruta es, haciendo resumen, un poco floja a pesar de los kilómetros, 80, que hacemos.
Tampoco es como dije al principio una ruta típica de montaña.  En definitiva es una ruta para cambiar un poco de aires,  hacer honor al verano,bañarse en el pantano y llegar a buena hora a casa.

martes, 9 de junio de 2015

Una ruta bonita.

1 de marzo.  Ese día, fue el último de las salidas con nuestra peña del que hice crónica oficial.  Han pasado muchos días, sobre  3 meses mas menos.  ¿Qué pasó?  En este tiempo pasaron muchas cosas, muchas salidas.  He echado de menos a la peña y me han echado de menos.  Pero no, mi ausencia no ha sido por malos rollos o porque no me encuentre a gusto con los Dieztreinta.  Entre piedras, barro, trialeras y por supuesto cervecitas, me inocularon el veneno de la mtb en el cuerpo. En cierta forma son responsables de mi transformación.   De mi ambición por vivir nuevas sensaciones, por buscar nuevos desafíos descabellados, nuevas rutas imposibles.  De mi necesidad de competir contra nadie, de explorar los limites de mi cuerpo sobre la bicicleta buscando el mejorar en cada cortafuegos en cada bajada, en los rodajes en grupo.
 En este deambular buscando la ruta ideal, coincidí a veces  con los ruteros de ortigas y me hice uno de ellos.  El año anterior ya lo fui por ficha federativa, al igual que Migue.   Con ellos he compartido  muchas horas de caminos y entré con gusto en esta dualidad:  Ser Rutero de Ortigas sin dejar de ser Dieztreinta. "¿Como se puede querer, dos mujeres a la vez? y no estar loco ",  que decía la canción.   Creo que una cosa no esta reñida con la otra.



Encerrados? en el Valle del Rosado ya dentro de La Pajosa.

Después  de la explicación cre que necesaria, paso a narrar lo que recuerdo de  esta mañana en la que  nos plantamos a las ocho en la puerta de Ana, por cierto llego tarde 5 minutos.
-¡Bueno que pasa? pa algo soy la jefa, se justifica.

Hoy por un motivo u otro tan sólo los encerrados: Santi, Pedro J F, Víctor, Pedro padre, Malpi, Angel y Pepe, se presentaron a la cita.  Corren malos tiempos para los bikers temerosos del calor.  Hoy tuvimos de eso. La tarde anterior se justificaron Miguel, Eugenio Justo y Jesús.  El único  que aportó coartada fue Jesús.



El jodio haciendo un sacrificio  se encuentra embarcado en esta gabarra, abarrotada de gente, sin otra cosa que hacer que tomar cervecitas con el aperitivo, mientras mira ansioso macizas imponentes en la piscina a escondidas de la parienta.

Como esta mañana Santi y Víctor estaban un tanto temerosos por la falta de entrenamiento, me callo y dejo la iniciativa de elegir la ruta a Pedro.  El propone una ruta "muy bonita" que hizo con los colegas de los Cruzcambikes.   Todos están de acuerdo.  En el recorrido  de hoy la palabra "muy bonita" sonará con cachondeo en más de una ocasión.
Tenemos que  llegar a Manchita.  Lo normal es que se vaya a la puerta de la reserva y se gire a la derecha.  Hoy la haremos al revés, giramos en Ortiga, llegamos hasta el canal y tomamos su pista.  Por aquí llegaremos hasta el acueducto.  Vamos como siempre hablando tranquilamente, comiendo kilómetros hasta que cruzamos la carretera y tomamos el camino.  Es en este camino, antes de llegar a la zona de Manchita  donde nos encontramos con Manolo Monge y su sobrino Luis que nos acompañarán hasta Manchita.  Por cierto Luis también va flojo, convaleciente de su luna de miel grandiosa, tras la boda.  Ellos hoy quieren sufrir Los Bomberos de La Pajosa.  Al llegar a Manchita  continúan recto y nosotros giramos a la derecha para rodear  Manchita.  Por fin llegamos a terreno interesante.  Para mí  y para el resto de los dieztreinta, si exceptuamos a Pedro, este camino es nuevo.  No es que sea excesivamente duro, pero va tirando para arriba sin parar.   Menos mal que el día está fresco y el camino  a decir verdad transcurre por un paraje espectacular.











Al  llegar a la puerta que anuncia el valle del Rosado en La Pajosa el personal se revela y se baja para comer.   No sabemos con claridad donde estamos.  Por el nombre en la puerta imaginamos que ya estamos  dentro de la Reserva.  Tras la foto emprendemos el camino, pero en lugar de tomar el camino que sugiere Pedro a la derecha, giramos a la izquierda.  Tras recorrer un tramo llegamos por fin a un cruce familiar.  El cruce por el que pasamos la primera vez que fuimos a los bomberos y por ello inconfundible.  Entre el calor, falta de agua y etc... al personal se le esta haciendo larga la ruta.  Eso si " mu bonita".  Quieren que tomemos el camino de vuelta mas corto.    Giramos a la izda dirección a la bajada de las carboneras y a la puerta de la Pajosa.  No van muy convencidos de que el camino por el que saltamos de piedra en piedra sea el correcto, esto es, el más corto.  Llegamos a la puerta  por fín y de allí  sin parar vamos lentamente en dirección a Don Benito.  
En estas rutas domingueras sean de invierno o verano, se entra continuamente en conflicto.  El hacer una ruta como la propuesta por Pedro significa que los dieztreinta que por uno u otro motivo han faltado durante varias semanas van a sufrir a base de bien.  Pero bajo mi punto de vista esto es inevitable.  Los dieztreinta somos, afortunadamente, muchos.  Por ello en todas las salidas faltan y se incorporan dieztreinta que piden rutas suaves para empezar.  Los dieztreinta más regulares  en las  salidas prefieren  organizar rutas más largas y complicadas.  Hoy, toco sufrir a la vuelta.  Pero esto de la bici de montaña no es un pasear por el camino nuevo hasta el burguer de Villanueva.  Tenemos polvo, calor, piedras,  caídas un poco tontas, sofoco, dolor insoportable en la piernas y en el pecho hasta caer desfallecidos en la silla al llegar al garito de Ana.   Desgraciadamente,  hoy al llegar no había sillas y tuvimos que tomar la cerveza de pie.  Snifff.   Eso sí, estaban las chicas Biciclos  que habían hecho una buena ruta y reponian fuerzas con las cervezas isotónicas de Ana.  Por fín se incorpora la mujer a la mtb, pensé.  Muy poco a poco, es verdad.  Pero por fín están rompiendo con la tontería de que lo de la mtb es exclusivo para hombres y no es femenino.  Enhorabuena chicas.  !Animo¡.

En todas las salidas me quedo con una imagen del paisaje por el que volamos.  Hoy no puede ser una imagen verde, pero a mi me parece preciosa.





Ruta de hoy grabada en el wikiloc