No dejes que termine el día,
sin haber crecido un poco,
sin haber sido feliz,
sin haber aumentado tus sueños.
Walt Whitman
Me
gusta empezar las crónicas con citas celebres de grandes personajes.
Creo que sirven para reforzar el mensaje que quiero transmitir. A mí, que
no tengo su inteligencia y capacidad me parece, que al conjurar su
palabras como si fueran encantamientos, desaparecen obstáculos que
ignorantes y mal pensadores hacen crecer para estorbar nuestro camino. La cita de hoy, me la dedicaron en un regalo de Navidad. Que alguien con veinte años crea que puedes seguir creciendo es una buena noticia. Yo sinceramente lo creo. Da igual que tengas cincuenta o sesenta años ; aún estamos a tiempo de crecer. De leer ese libro abandonado en la estantería, de aprender aquello que siempre soñaste y que dejaste de lado por obligaciones familiares. ¿ Y por que no? De dedicar algo de tiempo a realizar algún tipo de deporte, no por vivir más años o tener un físico privilegiado o bien como dicen ahora por "postureo", tan sólo por el placer de hacer una actividad física en la que disfrutas como un niño chapoteando en un charco.
Este domingo que salió un domingo más de estos que llevo describiendo en las últimas rutas: Frío, más frío y tal y tal... más de lo mismo. Yo creo que por este motivo, no he tenido motivación para hacer más fotografías, como me reprochaba Eugenio:
- Pepe hoy has hecho pocas fotografías.
- Tienes razón Eugenio, le contesto, hoy no he estado motivado.
Debe ser que como dice la ciencia de la reflexoterapia, todos los órganos tienen su reflejo en un punto en los pies. Hoy por culpa de las prisas, olvide los cubrebotas. ¿Resultado? Los pies fríos, muy fríos. ¿Resultado? Al enfriarse los pies, la parte que controla la motivación de las fotografías en el cerebro se ha ido al carajo(1)
Desde temprano, ya íbamos hablando mientras pedaleábamos, y es verdad que estaba más preocupado por la conversación que por hacer fotos.
Hoy el tema de la mañana fue la salud y el ciclismo, los niveles de pulso entre los cuales debemos movernos para no hacer sufrir el corazón. Estamos de acuerdo en la regla principal para calcular el ritmo de cada uno. La cifra de 220 a la que hay que restar la edad. El resultado serán las ppm(2) que no debes sobrepasar bajo ninguna circunstancia en tus rutas.
Si aún se restar, el resultado para mí serán de 169 ppm. de máximas.
Durante los primeros kilómetros en la ruta de hoy entre el frío y lo que habla la peña, no vamos ni a 120 ppm. Justo y Jesús se quedan atrás, muy atrás, no porque vayan mal; sino porque van comentando hasta el color de la trócola de la moto. ¡Lo que hablan!, y para que yo me queje...
Vamos camino de la puerta de la Pajosa, el terreno por el que vamos no puedo decir que es bonito. Barbecho arado, barbecho sin arar y algunos olivos. Es al llegar al buche, cuando empieza la ruta a tomar interés y color. El ritmo todavía es suave pero el grupo se estira. Al llegar a la cuesta que gira a la izquierda, cerca ya de las carboneras, Eugenio y yo probamos la teoría de las pulsaciones. Ponemos un ritmo gracioso en la subida. Aquí lo mejor es meter la cabeza entre las piernas, concentrarse en el pedaleo y no mirar nunca el final de la cuesta. Sí vamos pendientes de las pulsaciones. Al llegar arriba preguntamos:
-¿Cuanto de máxima?
-Yo 170, me contesta. Muy bien.
-Yo pasé hasta los 176, 177, mmmmmmm.
-Pues bastante más de lo que debías.
-Si, me he pasado. No debería, pero si tengo que ir pendiente de no pasarme de pulsaciones y parar, cuando como hoy sobrepase pulsaciones en una cuesta, posiblemente no saldría con la bicicleta. Ya comento un poco más arriba en esta entrada, que esto de la bici no lo hago por salud. Por si acaso, voy recomendando a todos el Alpify, el programa de rescate del 112, porsi... Hay que ser precavido.
Al finalizar la cuesta nos agrupamos y seguimos dirección a las Carboneras.
Llegamos hasta el cruce con el camino que lleva hasta la puerta de la Reserva. Paramos, y hago las primeras fotos de la mañana. Como vareéis, nada para lo que estamos acostumbrados.
Tomamos el camino de la derecha. Por aquí el terreno es espectacular. El camino forestal por el que circulamos, parece una carretera. La inclinación del camino parece fuerte, ¿Efecto óptico?, pero vamos pedaleando rápido sin dificultad. Ya se han incorporado Justo, Jesús, Miguel al picadero y va tirando uno u otro alternativamente alegrando el ritmo.
En este cruce todavía no estamos en Las Carbonera, tomamos el aperitivo. Tenemos una bonita vista sobre: la Sierra de Ortigas que da sus aromas, el pueblo extremeño de Don Benito al fondo, su gran corazón.

Hacemos cima en las Carboneras. A partir de aquí, es mejor dejar a los bajadores "pro" Justo, Jesús, Miguel y Eugenio delante. En la bajada hasta la puerta de La Pajosa, se lanzan de forma suicida. Los flojos damos paso y vemos con envidia como vuelan sin miedo por este cascajal repleto de pedruscos enormes, cuchichos y jara a derecha e izquierda. Ya iremos aprendiendo nosotros a bajar mejor o ellos a bajar con más prudencia o ambas cosas. Al llegar abajo y agruparnos, pregunta el grupo:
-¿Y ahora?
-Y ahora na, nos vamos.
Nos queda un largo camino aún. Las piernas del grupo hoy van de maravilla. Subimos presto el Buche y llegamos donde Ana.
Eugenio hoy más motivado que yo, hace las fotografías de la chacina, las cervezas y los "chorizos" sentados y posando en la foto.
(1) Esta teoría sobre la reflexoterapia por frío, no tiene ninguna base científica real. Por lo menos que yo conozca. Pero... ¿Quien sabe?.
(2)Pulsaciones por minuto
Este domingo que salió un domingo más de estos que llevo describiendo en las últimas rutas: Frío, más frío y tal y tal... más de lo mismo. Yo creo que por este motivo, no he tenido motivación para hacer más fotografías, como me reprochaba Eugenio:
- Pepe hoy has hecho pocas fotografías.
- Tienes razón Eugenio, le contesto, hoy no he estado motivado.
Debe ser que como dice la ciencia de la reflexoterapia, todos los órganos tienen su reflejo en un punto en los pies. Hoy por culpa de las prisas, olvide los cubrebotas. ¿Resultado? Los pies fríos, muy fríos. ¿Resultado? Al enfriarse los pies, la parte que controla la motivación de las fotografías en el cerebro se ha ido al carajo(1)
Desde temprano, ya íbamos hablando mientras pedaleábamos, y es verdad que estaba más preocupado por la conversación que por hacer fotos.
Hoy el tema de la mañana fue la salud y el ciclismo, los niveles de pulso entre los cuales debemos movernos para no hacer sufrir el corazón. Estamos de acuerdo en la regla principal para calcular el ritmo de cada uno. La cifra de 220 a la que hay que restar la edad. El resultado serán las ppm(2) que no debes sobrepasar bajo ninguna circunstancia en tus rutas.
Si aún se restar, el resultado para mí serán de 169 ppm. de máximas.
Durante los primeros kilómetros en la ruta de hoy entre el frío y lo que habla la peña, no vamos ni a 120 ppm. Justo y Jesús se quedan atrás, muy atrás, no porque vayan mal; sino porque van comentando hasta el color de la trócola de la moto. ¡Lo que hablan!, y para que yo me queje...
Vamos camino de la puerta de la Pajosa, el terreno por el que vamos no puedo decir que es bonito. Barbecho arado, barbecho sin arar y algunos olivos. Es al llegar al buche, cuando empieza la ruta a tomar interés y color. El ritmo todavía es suave pero el grupo se estira. Al llegar a la cuesta que gira a la izquierda, cerca ya de las carboneras, Eugenio y yo probamos la teoría de las pulsaciones. Ponemos un ritmo gracioso en la subida. Aquí lo mejor es meter la cabeza entre las piernas, concentrarse en el pedaleo y no mirar nunca el final de la cuesta. Sí vamos pendientes de las pulsaciones. Al llegar arriba preguntamos:
-¿Cuanto de máxima?
-Yo 170, me contesta. Muy bien.
-Yo pasé hasta los 176, 177, mmmmmmm.
-Pues bastante más de lo que debías.
-Si, me he pasado. No debería, pero si tengo que ir pendiente de no pasarme de pulsaciones y parar, cuando como hoy sobrepase pulsaciones en una cuesta, posiblemente no saldría con la bicicleta. Ya comento un poco más arriba en esta entrada, que esto de la bici no lo hago por salud. Por si acaso, voy recomendando a todos el Alpify, el programa de rescate del 112, porsi... Hay que ser precavido.
Al finalizar la cuesta nos agrupamos y seguimos dirección a las Carboneras.
Llegamos hasta el cruce con el camino que lleva hasta la puerta de la Reserva. Paramos, y hago las primeras fotos de la mañana. Como vareéis, nada para lo que estamos acostumbrados.
Tomamos el camino de la derecha. Por aquí el terreno es espectacular. El camino forestal por el que circulamos, parece una carretera. La inclinación del camino parece fuerte, ¿Efecto óptico?, pero vamos pedaleando rápido sin dificultad. Ya se han incorporado Justo, Jesús, Miguel al picadero y va tirando uno u otro alternativamente alegrando el ritmo.
En este cruce todavía no estamos en Las Carbonera, tomamos el aperitivo. Tenemos una bonita vista sobre: la Sierra de Ortigas que da sus aromas, el pueblo extremeño de Don Benito al fondo, su gran corazón.
Hacemos cima en las Carboneras. A partir de aquí, es mejor dejar a los bajadores "pro" Justo, Jesús, Miguel y Eugenio delante. En la bajada hasta la puerta de La Pajosa, se lanzan de forma suicida. Los flojos damos paso y vemos con envidia como vuelan sin miedo por este cascajal repleto de pedruscos enormes, cuchichos y jara a derecha e izquierda. Ya iremos aprendiendo nosotros a bajar mejor o ellos a bajar con más prudencia o ambas cosas. Al llegar abajo y agruparnos, pregunta el grupo:
-¿Y ahora?
-Y ahora na, nos vamos.
Nos queda un largo camino aún. Las piernas del grupo hoy van de maravilla. Subimos presto el Buche y llegamos donde Ana.
Eugenio hoy más motivado que yo, hace las fotografías de la chacina, las cervezas y los "chorizos" sentados y posando en la foto.
(1) Esta teoría sobre la reflexoterapia por frío, no tiene ninguna base científica real. Por lo menos que yo conozca. Pero... ¿Quien sabe?.
(2)Pulsaciones por minuto
Crónica: Pepeagua
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