Por fin terminó el veroño.
Con él se fueron las “buenas” temperaturas; pero también marcharon los
mosquitos, el polvo seco que se incrusta en la garganta, las piedras
sueltas que destrozan las cubiertas y llantas, la tierra seca que se
agarra con fuerza dificultando la marcha.
Se fue el veroño y llego de nuevo el frio, por fin. Nunca creí que diría esto, pero echando mano
del refranero popular “bueno es el tiempo que hace en su tiempo”. Echaba y echábamos de menos el agua en los
caminos, el barro salpicando nuestros equipos, siempre tan lustrosos, el aire frio de nuevo azotando
la cara quitando la tontería de la mañana.
Hoy lo único que nos faltó fue un poco de lluvia y algún Dieztreinta más
que prefirió acurrucarse en la cama y se tapó los oídos al sonido del
despertador. Pero aun así, no nos faltó
casi de ná. Si acaso algún kilómetro
más. Pero no. Tuvimos de todo, cuestas,
bajadas, caminos erróneos con media vuelta, supercuestas... y fotos, como no.
Al final solo empezamos la jornada los Dieztreinta que nombro
como premio por su valentía. Pedro,
Pedro José, Chus, Justo, Ramón y Pepe.
El resto he dicho que prefirieron quedarse en cama, puede que haya sido
un poco lenguarón. Es verdad que a veces
por hache o por hache muda, es imposible salir. Somos parte de una
familia. La familia, nuestra familia,
es, tiene que ser, lo más importante para nosotros y en ocasiones tendremos que
dejar la bicicleta guardada limpia y engrasada, para cumplir con estas obligaciones. Volviendo al refranero: “Hay más días que longaniza”.
Hoy la peña quiere Magacela.
Con este fin cogemos lentamente el camino que nos lleva al Calvario que
subimos lentamente. Cruzamos La Haba y después
de seguir el Arroyo del Campo y tener que dar media vuelta, llegamos al
cementerio donde tomamos el camino conocido que nos llevará a Magacela. Antes de llegar a Magacela ya nos encontramos
con el primer grupo que viene de Villanueva “Los tréboles”. Son un grupo numeroso que van delante nuestro
unos quinientos metros. Tras pasar por el cementerio y llegar a la cuesta del
empedrado intentan subir al igual que nosotros.
La mayoría tienen que echar pié a tierra. Se les ve que en el verano la bici la han
tenido colgada y salvo tres o cuatro el resto muy flojillos. Los vamos adelantando a medida que
subimos. Arriba en el punto limpio
esperamos el reagrupamiento y saludamos a la gente. Ellos siguen en dirección del castillo y
nosotros vacilamos entre subir al castillo y volver para ver las motos, subir a
las antenas y volver para ver las motos o hacer un pelín más largo el paseo
llegando a la antigua. La última opción
es la que tomamos. Por el camino nos cruzamos con cienes de mtbman, grupos de
Campanario, creo, más de Villanueva, de Don Benito, otros que no logramos
identificar. Como en la caza se abrió la veda y como los cazadores
los mtbman han sacado este domingo las bicis llenas de telarañas por el olvido
veraniego y llenan los caminos buscando coger la forma perdida con rapidez.
Al llegar a La Antigua propongo bajar por las trialeras. Soy de la opinión de que las trialeras son
siempre una buena opción. Ahora con el
agua y el barro. Son una opción
espectacular. Pedro no tiene hoy ganas
de trialeras. Nos dice:
-Iros vosotros, yo me voy sólo por el Montecillo.
Al final nos volvemos
todos con Pedro por no partirnos.
Por el camino Chus y Justo se quedan en babia con las
carreras. Es lo bueno que tienen los teléfonos
actuales. Vienen rodando y viendo en el
móvil la carrera de Márquez, moto 3, donde se están jugando el campeonato. Al llegar a la carretera de Las Cruces, nos
paramos. Es la última vuelta y la vemos
en el móvil. Ya solucionado con éxito para
Márquez, nos vamos al encuentro de Ana y sus mimos.
Al fondo magacela escondido entre las nubes |
La cuesta del empedrado es mucha cuesta. |
En el puente de la Antigua |
Azules, verdes de todo tipo amarillos y peñas. Precioso |
Chus y Justo haciendo la cabra |
Ultima vuielta de moto 3 |
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