Hay días que parecen noches. Este domingo amaneció
oscuro, triste. En alguna ocasión afirmé que lo peor que nos
puede pasar desde el punto de vista meteorológico es la lluvia.
Me equivoqué. Lo peor, pero mucho
peor, es el viento. Esta mañana tuvimos
de eso.
- Amenaza de lluvia:
deserciones.
- Día frío: más deserciones.
- Mucho viento: No aparece ni el tato.
Tan sólo cinco
tarados, con perdón, que ignorando lo
que sería razonable, esto es quedarse en casa al socuello de la colcha
calentita y la disciplina de la señora salen a respirar. Miguel, Justo, José Manuel, Antonio y Pepe dicen que se llaman.
José Antonio hoy salía con los ruteros. Necesitaba llegar temprano y nos abandona con
Mane. Mmmmmmm….. En algún lugar cerca de
La Cabra nos cruzaremos después sin vernos.
Esta foto muestra los cinco valientes de los que hablaba.
Entramos en el desarrollo de la película de hoy. ¿Por qué
ver la ruta como una película? Al recordarla y describirla eso me parece que fue.
Un tanto irreal ya con la ducha y sin
las calas: Con su guión, sus protagonistas, sus decorados…
Hoy el guión lo propone Picón. Nos vuelve a engañar como hace quince días
cuando nos metió por el barrizal. Hoy
nos pone como objetivo el llegar a la Cueva del Ciervo. Esta cueva se encuentra más allá del puerto
de la Cabra. No hay que llegar hasta el
mirador, pero se pasa rozando. Con lo
que ello supone de cuestas y derivados.
La sierra de Ortigas se esconde en las nubes |
Para empezar tomamos el camino de Don Lorenzo hasta la Reja
del km 10. Giramos en dirección a Cabeza Redonda, nos olvidamos de los caminos y nos zambullimos en las veredas campo a
través. Esta parte de la ruta es preciosa. Estamos metidos entre sierras, rodeados de encinas que nos
protegen del viento. Nos olvidamos del
asco de día y disfrutamos de un recorrido
duro. En este punto tenemos el primer
contratiempo.
En invierno los abrojos
no han nacido, pero en los pedregales
por los que volamos no hacen falta.
Arreglamos con alguna dificultad el primer pinchazo y seguimos dirección
de la Cabra. En esta parte empezamos a
disfrutar del viento en contra, frenados por una buena ración de barro
rojo. Gracias a Dios este tipo de
terreno no dura mucho. Nos agrupamos.
- Por favor cerrarme las puertas para que no se escapen los
animales, dice el pastor.
- Claro hombre, siempre lo hacemos.
Alguien grita: Albarillos con Jormigas. En un principio no caigo. Pero al ver la primera cuesta de frente entiendo. Tranquilidad y buenos alimentos, pienso para
dentro. Hoy no es buen día para los
piques. Hundimos los ojos en las piedras
mientras subimos. Llegamos al camino de la Cabra en lugar de girar en su
busca seguimos por el cortafuegos.
Tenemos unos tramos de subida terrible antes de parar y volver a
agruparnos.
En este punto Migue que ya
venía refunfuñando, protesta abiertamente:
-Yo no vuelvo a salir contigo si no me haces un plano. Eso de no saber dónde voy no me gusta.
Seguimos en dirección a la cueva y llegamos al punto más
alto de la ruta. Desde aquí podemos ver la cueva. Para llegar a ella tendríamos que subir a
pie, campo a través unos quinientos metros.
Lo dejamos. Preferimos seguir con
la bici. Empezamos la bajada. En esta bajada se nos ponen los pelos de
punta. Por lo menos a mí. En un punto tiro de frenos al llegar a una
curva y me adelanta por la derecha Justo a volando. Unos metros más abajo tiene que parar. El segundo pinchazo de la mañana. Miguel dice:
-
Lo raro no es que se pinchen, lo que no entiendo
es como no se destrozan por este
Terreno.
Esta bajada es terrible. En la foto no se aprecian con claridad las cuchillas en forma de piedras. |
Volvemos a tener dificultades con la rueda de Justo. El sistema no lo conocemos lo suficiente. Hasta
que no llega Picón, no logramos liberar la rueda para arreglarla.
Esta situación me hace reflexionar que tenemos tanto por
aprender. Rutas, trucos, reparaciones,
miedos. Tenemos que hablar y escuchar
los consejos de aquellos que llevan años pateando estos caminos.
Seguimos con dificultad.
Justo de nuevo pierde un tornillo… de la cala. Pepe el impermeable enredado en la rueda de atrás. El camino se vuelve agrio, triste. Dejamos la sierra. Dirección oeste, esto es contra el viento
cada vez más fuerte. B ajamos en dirección a La Antigua, donde llegamos no sin
disfrutar del, “no hay dos sin tres”, pinchazos. Esta vez Picón. Es curioso que el que pincha, además de
sufrir el pinchazo, siente culpabilidad por retrasar el desarrollo de la
marcha. Sólo le falta decir.
-Seguid, seguid, dejadme tirado como un perro.
Pero todavía no he visto a mtb que actué así. Mientras
reparamos pensamos. El aire es terrible.
-Podríamos bajar por las trialeras, con el fin de evitar el
viento que nos dará más fuerte si tiramos por La Haba.
Eso hacemos.
Disfrutamos de las trialeras a pesar del cansancio que empieza a hacer
mella. Llegamos a la Pared y seguimos por trialeras hasta la Reja del Km 10.
Llegado a este punto empieza un auténtico calvario. Agachados, casi tocando el suelo. Vamos ya con prisa. Las numerosas incidencias nos han retrasado
muchísimo. Hay alguno que a estas
alturas ya ha tenido alguna llamada de atención. Pero por mucha voluntad que tengamos el aire
en contra la vence. Las piernas no
van. El frío, el aire, el cansancio y
las prisas hacen que nos separemos rápidamente sin la efusión y las cervezas de
otros domingos.
Hay que estar a las duras y a las más-duras.
Enlace a la ruta del Sport tracker
http://www.sports-tracker.com/#/workout/calabazon/40snam5ilrvdn3bl
Crónica Pp@gu@
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