domingo, 28 de diciembre de 2014

27 de Diciembre. Tren y ruta por Cornalvo hasta casa.

Nosotros, los mayores, y no es que me considere viejo, en ocasiones, despreciamos los gustos de nuestros hijos en cuestiones como la  música que escuchan o los libros que leen.  Tenemos la certeza de que la  música que escuchamos hace años es la mejor música que ha existido y que los libros buenos son aquellos que leímos en nuestra juventud y que estos locos ya no tan bajitos, nada pueden enseñar a nosotros hombres tan serios y tan formados. Haríamos bien en escucharlos con más frecuencia y respetar su opinión. Hace unos días mi hija me mostró una poesía recitada por el cantautor Ismael Serrano.  Al escucharla y meditar  lo que decía me vino a la mente la ruta de hoy y el paralelismo entre una y otra. Nuestras rutas al igual que los viajes de Itaca, al igual que nuestra vida no deja de ser un recorrido  hacia el fín de nuestra vida, donde lo importante no es como acabemos al final, el día de nuestra muerte, sino las experiencias que hayamos recogido por el camino, la gente con la que compartimos el viaje, los paisajes que hemos grabado en nuestra mirada. Si vamos con la mente abierta dispuestos a aprender, el camino siempre nos deparará sorpresas.


Y he aquí la poesía:

Viaje a Itaca
Cuando emprendas tu viaje a Itaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.
Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos nunca vistos antes.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.
Ten siempre a Itaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Itaca te enriquezca.
Itaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.
Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Itacas.
C. P. Cavafis. Antología poética.


Mi primo tiene la extraña habilidad de visitarme cada vez que me pongo a describir alguna ruta.  Hoy como casi siempre está de mal humor y mas después de mis palabras del otro día metiéndome con él y su caza.
-Sí, me dice, lo que no entiendo es que metas tanta morralla para describir las chorras de rutas que hacéis.  ¿Qué tiene que ver el rollo ese de la poesía con la bicicleta?.  ¿Te crees que a mi me la das?  En el fondo buscáis lo mismo que todos los cazadores, huir de casa y de vuestras mujeres, y terminar atiborrados de cerveza barata en el garito de Ana.  ¿Y tú que te has creído, escritor?
-Hoy no lograrás enfadarme primo.  Después de lo vivido hoy no.  Se que no entenderás que para hacer deporte no necesitamos irnos buscando nuevos parajes y rincones.  Eso lo podríamos hacer en cualquier gimnasio practicando espinin.  Vamos buscando el llenar al mismo tiempo el espíritu con  la belleza del campo. Con los restos de civilizaciones muertas tiempo atrás.  El descubrir nuevos caminos, nuevas gentes con las que hablar.  No entenderías que para mí, para nosotros, las rutas no son tan sólo deporte.   No entenderías el compañerismo  que se bebe en cada pedalada, las risas. Al describir las rutas busco que cada crónica sea especial.  Que la persona que la  lea  sienta como si estuviera montado en la bicicleta, como si nos hubiera acompañado en la ruta. Que entienda lo que nos mueve a lanzarnos cada domingo por los caminos, lo que pensamos y cantamos mientras pedaleamos.  No primo, tu no lo entenderías, vuelve a tu caza y a tu muerte.

No necesitabamos coger el tren e irnos a Mérida para hacer un poco de bicicleta.  Pero cuando Miguel nos comentó que Los Cruzcambike tenían pensado ir en tren hasta Merida  el dia 27 de diciembre para volver por el Parque de Cornalvo la idea nos apasionó. Nos quejamos con frecuencia de la falta de diversidad en el recorrido de las rutas y estas oportunidades hay que aprovecharlas.  Así que le dijimos a Miguel que nos apuntabamos a la ruta.  El problema es que  para ir en tren mas de 3 bicicletas se necesita un permiso especial de Renfe.   Puestos al habla con Juan A. "Pepino", tío excepcional, de los Cruzcambikes nos comentó que ellos tenían el permiso para 11 bicicletas y me proporcionó el correo del Señor Juan Pablo Carrasco  con el fin de ampliar el permiso de 11 bicicletas a 16.
Parece que el dar las gracias a un funcionario que está cumpliendo con su obligación está mal visto o no es necesario.  Hay quien dice- "total es su obligación"-.  Si es su obligación, pero es  de agradecer el hecho de que alguien haga su trabajo, y lo haga con amabilidad y una sonrisa sincera.  Por todo ello vaya nuestro agradecimiento a el y a todo el personal de Renfe que nos facilitaron el viaje. 
La mañana del día 27 nos encontró como las mañanas de los días anteriores, con niebla.  Llevamos tantos días de niebla que estamos nublados.
Nos tomamos el cafetito en el bar de la Estación.  En este punto nos agrupamos y entramos en la estación donde hacemos la primera foto.  Empezamos como siempre con mucho cariño:
-Tu animal.
-¿Qué quieres gilipollas?
-A que te doy una hostia.
-A que no hay huevos.




Al final fuimos 15. bonito número.

Esperando

Por fín llega el nuestro.  No lo dejamos pasar y lo cogimos.


Dentro del tren



 El trayecto en el tren lo hacemos con comodidad.   No tenemos problemas para meter las bicis en los pasillos del tren. Nos sentamos y esperamos el llegar mirando por las ventanas y hablando tranquilamente.
Tras media hora de viaje, nos bajamos en la estación de Merida y entramos en la estación donde la gente sentada nos mira con sorpresa e incredulidad.  Ya fuera, nos preparamos para emprender viaje. No sin la foto.

En la estación de Merida

Emprendemos el recorrido por Merida.  Tomamos dirección de Proserpina. Por el camino, la niebla.  Apenas se distinguen los edificios.  En este puente con el acueducto al fondo volvemos con las fotos.

Hoy con los dos primos no salgo en ninguna foto derecho. MMMMM

Atravesamos la autovía y tomamos el carril bici que nos llevará a Proserpina. Teníamos la esperanza de que se levantara la niebla  al pasar la autovía y salir de la caja del río y sigue agarrada con fuerza. En el pantano un pequeño despiste y retomamos  el camino enseguida.
Por aquí vamos todavía fríos no logramos entrar en calor. El pantano al igual que el resto se esconde  y apenas lo vemos.  Giramos en dirección a Mirandilla.  Al llegar a la autovía, perdemos la señal gps y giramos a la izquierda en dirección norte.  Tras recorrer un kilómetro nos damos cuenta de que vamos en dirección contraria.  Hemos tenido la rotonda a veinte metros a la derecha y  no la  vimos.  A grandes males, grandes remedios.
Tomamos la carretera de Mirandilla en fila.  Hubiera sido mejor el buscar alguna alternativa por camino para llegar a Mirandilla.  Este tramo es bastante peligroso  por la niebla.  Eugenio nos cuenta  que un conductor nervioso e impaciente ha estado a punto de provocar un accidente llevándose de paso a alguno de los nuestros.  Ufff.

 Por Mirandilla pasamos con rapidez.  No vemos a nadie por las calles.  La mañana no está para mirar por los postigos como la vieja del visillo a unos locos con bicicleta.




 Al llegar a la ermita de San Isidro Labrador de Mirandilla el panorama cambia.  Por fín vemos el sol.  Aprovechamos para tomar el avituallamiento y calentarnos al sol durante un momento.
Podríamos decir que a partir de aquí empieza la parte realmente dura.  Con algo de subida.  Estamos en pleno corazón del parque, el sol nos calienta el animo y vemos el paisaje de nuestro alrededor.  Alternamos tramos de ritmo libre donde se corre, con tramos de reagrupamiento más suave.
El sol nos vuelve a dejar.  Otra vez se tiene que echar mano de los cortavientos para protegerse de la humedad.



Llegamos ante un portón metálico, tras el que un gran rebaño de vacas con crías nos miran.  En un principio no sabemos como nos miran.   No dudamos demasiado, abrimos la puerta y entramos con los dedos cruzados.  Afortunadamente ellas tienen más miedo que nosotros y se alejan a nuestro paso.


En este punto dudamos.  Cuando te mira una vaca y no sabes lo que piensa solo ves cuernos.
 
La siguiente parada en nuestro largo camino es el Pantano de Cornalvo, que da nombre al parque.  Al llegar al cartel que aparece en la foto, proponen acercarnos hasta la presa.  Aunque nos apartaremos de la ruta que seguimos, la gente está de acuerdo, pero nuestro gozo en un pozo.  Metros mas allá nos cruzamos con tres  mtbmen que nos alertan de la presencia de cacería y de lo peligroso que es continuar en esa dirección.  Le hacemos caso con fastidio.  No voy a repetir lo mismo de los cazadores, pero bufffff.


A pesar de la niebla o por ella el pantano está precioso


La compañía en fila india por el camino que circunda el pantano.




Continuamos el camino.  Circulamos por una vereda que hace un recorrido para senderistas y ciclistas por el parque en  un entorno precioso. Lo único que no me gusta, quizás es que soy demasiado perjiguera, es que el largo recorrido está marcado y delimitado por troncos en el suelo.  No me parece correcto este desperdicio de madera para adornar y marcar lo que no necesita adorno.  El campo está bonito como está.  Estoy de acuerdo en que se hagan pasarelas puentes para llegar y mostrar las zonas mas innacesibles; pero lo de los troncos en el suelo y la cantidad de vallas de madera donde no se necesitan... Vuelvo a decir lo mismo: este cuadro no necesita marco para que sea bonito.

Pasamos al lado de un cartel que indica la dirección de el Berrocal del Rugidero.
Juan Antonio "Pepino" me explica: 
-Es un paraje precioso, nosotros hemos hecho la ruta desde Medellín varias veces y merece la pena.  Un lugar escarpado, donde hay que bajarse de la bici y andar.
Me lo pongo como objetivo para próximas salidas, pero hoy lo dejaremos a nuestra derecha con pena y continuaremos.


Llegamos hasta la puerta-salida del parque.   En este punto donde nos hacemos la foto tomamos el último habituallamiento.  Aprovecho para hacer el fotocol.  No se que pasó con la cámara o los modelos pero el caso es que se me escaparon dos compañeros y la foto que me hizo Pedro tampoco salió.   Buenoooooo...














Hasta llegar a este punto en la pista del canal, tenemos otro tramo libre.  Corremos de lo lindo a ritmo superior a 30 km por hora.  A partir de aquí el recorrido que falta para completar la ruta tiene menos interés.  Tomaremos la carretera camino de Santa Amalia de nuevo a ritmo de 30 km. Cruzaremos el pueblo y por el camino que lleva a la Veguilla llegaremos por fin a Medellín donde el grupo se hará la última foto unido antes de que los que tenemos que continuar hasta Don Benito partamos.  Ha sido una experiencia bonita.  Un largo recorrido y una gran ruta que hemos de repetir.

En fila camino de Santa Amalia

Reagrupamiento en Santa Amalia

Tio y sobrino

En el Palomares ya en Medellín


Cronica  Pepe@gu@

jueves, 25 de diciembre de 2014

Niebla

Normalmente al escribir las crónicas intento escribirlas e incluirlas en el blogg lo mas pronto posible.  Esto no siempre es así, y menos  en fechas como las que vivimos ahora, donde tenemos que gastar la mayor parte de nuestro tiempo en  celebraciones navideñas y en la convivencia familiar.  No quiero dejar pasar  la oportunidad de subir lo vivido en esta ruta, así como las fotografías realizadas por varios ruteros: José, Pedri, etc.  Así que a ello.


Uno de mis libros preferidos  es El Principito de Antoine de Saint-Exupéry,   Es un libro para niños que debería ser leído muy despacio por todo  adulto que se tome a sí mismo  demasiado en serio.  El Principito nos enseña que tan sólo los niños saben ver lo realmente importante de la vida, de entrenerse durante horas con cosas presuntamente insignificantes. Uno de los personajes dice:
-  "Yo soy serio, no me divierto con tonterías".
  Los mayores al crecer,  por lo visto perdemos esta gran cualidad de los niños. ¡Que triste!      Ahora  creo que he cambiado de opinión. No la perdemos, la disfrazamos  y la vestimos de traje corbata y  la adornamos de preocupaciones monetarias.
 ¿Que me hizo cambiar de opinión sobre los adultos?.   Como en tantas otras cosas el empezar a salir de ruta con la bicicleta, el integrarme poco a poco en este mundo de bici de campo y de sus personajes.  Durante estas salidas me sorprendo mientras observo a los compañeros:
Uno que frena en seco  y se tira al suelo para mirar una seta extraña nunca vista.  Otro chapoteando en los charcos y chalpicando al compañero mientras se mea de la risa. Me sorprendo escuchando a uno muy serio canturreando "lalalaa la lala la abeja Maya, mientras pedalea esquivando las piedras y charcos,"




Buena compañía.  Diez Treinta y Ruteros unidos.



 Hoy se pone como guía de ruta  Perales. Los Dieztreinta unidos a Los Ruteros  emprendemos  una difícil ruta a través de la Niebla que nos impide ver con claridad los caminos.   Como podéis ver en las fotografías que encabezan esta entrada, somos un grupo numeroso, muy numeroso.  Tomamos el camino de Don Lorenzo.  Lo bueno que tiene el ir tanta gente es que es imposible aburrirse.  Vamos subiendo y bajando saludando y comentando. Nos ponemos  al día de las rutas que hemos realizado, por realizar, las incidencias, caídas, novedades federativas.
La primera discrepancia la encontramos al llegar al Albergue.   Perales quiere a toda costa que la Compañía entre en la serrezuela.  El resto  teme a los cazadores.


"Los cazadores son el principal enemigo   de  los jinetes de la bici guarra".  A los cazadores lo único que les interesa es el cobrar la pieza.  No tienen en cuenta que tras la pieza puede aparecer Maese Perales  tras un chaparro.  Nosotros, haciendo un pequeño examen de conciencia, no somos especialmente santos y  nos metemos en caminos y fincas privadas con frecuencia; pero también es verdad que no somos como el caballo de Atila.  A nuestro paso la hierba ni se toca,  somos como fantasmas que atravesamos los campos sin alterar el paisaje.  No dejamos huella, y somos respetuosos con las veredas, caminos, arboles, piedras, monumentos y demás elementos que  encontramos en nuestras correrías".

-Mi primo por detrás, ya empieza a murmurar.  Jodio primo cazador.
-Pues claro que soy cazador.  ¿Que pasa? Y claro que no estoy de acuerdo con las tonterías que pones Pepe.   Ya sabes lo que pienso de esa tontería de las bicis y el ir viendo monumentos por el campo para daros importancia como si fuerais inteligentes.  Y ahora para mas inri te metes con los cazadores y ensalzas a los ciclistas mas tontos  porque disfrutan de la niebla y de esas tonterías.
-Bueno primo dejame  que continúe con nuestra ruta y tu sigue con tu caza.

En la puerta del Albergue se habla y se opta por la prudencia. Dejamos la opción de la serrezuela y el peligro de los cazadores en la niebla.  No sé quien me dijo un día que con niebla no se puede cazar;  pues debe ser que estos no se han enterado y lo que en realidad sucede es que no se debe cazar.
Al llegar a la reja seguimos el camino que sube a Cabeza Redonda.  Llegamos al cruce y giramos a la izquierda.   El grupo de momento sigue unido sin abandonos.  Al llegar al cruce con el camino que lleva a la pared tomamos  la comida y nos hacemos la foto de grupo.  En este punto, la gente que lleva mas prisa o menos kilómetros gira para volver.

 El resto  seguimos. El grupo ha deliberado y  en busca de santidad proponen subir por el Camino del Cielo. 
-"El camino del cielo...   Para el que no conozca este camino le diré que es un infierno.  Cierta tarde durante este verano bajamos por allí y me juré que no lo volvería a hacer.
-No hombre, dice alguien al escuchar las quejas, el otro día bajamos por ahí y esta ahora mejor, seguro que se puede subir.  
-Bueno pues vamos. No prometí nada de  no subir.



Esta foto la hacemos antes de separarnos  y dividirnos en dos grupos.  La mayoría de los Dieztreinta afectados por los excesos navideños unos y los pocos kilómetros otros se vuelven. Yo como avisé antes voy buscando el hacer más kilómetros para preparar las piernas para el sábado junto a los Cruzcambikes.
Durante su vuelta, por obra y gracia de la diosa casualidad se encontrarán con Pedro que hoy salió con los Cruzcambikes y seguirán juntos en el regreso.




Dani



De camino nos damos cuenta que hemos huido de Guatemala y nos metemos en la cacería.   Unos tiros de rifle nos asustan.  Sobre todo porque no sabemos por donde vienen.  Escuchamos los tiros, los ladridos de las realas entre la niebla espesa y no sabemos que hacer.  No tenemos que dudar demasiado, el resto del grupo sigue y emprende la subida del cielo-infierno.   Estas fotografías corresponden a la subida.

La subida. La primera parte la hacemos con tranquilidad pero el resto..  A medida que subes la pared se inclina más y más hasta que nuestros pulmones doloridos gritan basta y tenemos que parar y continuar a pie.   La falta de aire no nos impide mirar a nuestro alrededor. José Chencho nos dice:
-El indicador de inclinación se me paro en el 30 % porque no daba más de sí.
Le creemos.
 En la subida dejamos atrás la niebla y el paisaje que se nos muestra es espectacular.  Veo a los compañeros mirar como niños  hacia abajo mientras sacan el mobil y hacen fotos.
-Es precioso.  ¿Lo ves?
-Si lo veo.   Tan solo por ver esto merece la pena todo el sufrimiento que llevamos en la subida.


















Imposible.  Pie a tierra. 




















Como veis en esta fotografia realizada en el mirador  de La Cabra el paisaje este día es espectacular.   Al fondo a la derecha se ve el castillo de Magacela y sus antenas. 


Para subir al mirador algunos optan al llegar a la penúltima curva que gira a la derecha por seguir recto y entrar en el cortafuegos que sube desde la caseta.  Julio y yo que vengo tocado con los pulmones cargados por el resfriado no los seguimos y vamos por el tradicional.  Arriba nos encontramos como en otras ocasiones con los moteros de quads y todoterrenos que suben a tomarse el aperitivo en el mirador.   Como nos ponen los dientes largos los que suben por el cortafuegos, la bajada si la hacemos por allí. Tienen razón, una bajada espectacular.  El próximo día que subamos lo tengo que hacer por aquí, me prometo.
Al llegar a la caseta se opta por bajar por el empedrado.  Con esta elección protesta Perales.  Esta bajada es terrible como he contado en alguna ocasión.  En ella las bicicletas sufren muchísimo.  Cuando llegamos abajo el cuerpo entero llega dolorido del esfuerzo y la tensión.  En lugar de seguir hacia cabeza  Redonda giramos a la derecha para llegar rapido a la Pared.  En el puente decidimos coger la trialera.    Perales no aguanta más.  Quemado por haber huido durante toda la mañana de los cazadores no está dispuesto a ceder otra vez y salta la alambrada y se interna solo buscando la serrezuela y evitando la trialera.  En ocasiones los hombres somos  y necesitamos ser como niños, ahora termino como empecé, con las palabras de El Principito.  
-"Yo soy serio  y no me divierto con tonterías".
-¿De verdad?.


Cronica  Pepe@gu@